Todos los experimentos hechos hasta ahora demuestran que los humanos por lo general,
encontramos como pareja,personas muy parecidas a nosotros mismos.Así es que Ana y Juan eran de
esas parejas que llamaban la atención de todos, eran como una ecuación mal hecha donde los dos
terminos son a todas luces tremendamente desiguales, no importa si en lo físico en lo social ó en lo
que se te ocurra, el caso es que todos tenían una opinión sobre lo que los unía, todas teorías muy
respetables; pero si nos es imposible penetrar la mente de los demás es inane hablar de los
verdaderos propósitos de nuestros protagonistas. No importa quién estaba profundamente
enamorado y quién se dejo llevar a la relación por curiosidad ó aprovechamiento. Lo que la ciencia
ha constatado es que al margen de tus sentimientos y decisiones hace mucho que el Universo
conspira contra nosotros escribiendo en el ADN programitas que cuando corren pueden más que
sorprendernos. Así es como descubrimos la ahora llamada "hormona del Amor", la oxitocina, una
hormona hembra, que los
OXITOCINA "la Hormona del AMOR"
cerebros masculinos también producen pues los hombres somos mitad mujer y que tiene por
objeto fortalecer los lazos entre las personas, la hormona que hace surgir ó fortalece el instinto
maternal y las sensaciones de confianza entre humanos, reduce el miedo inhibiendo a la amígdala.
Así por amor puedes luchar contra toda adversidad, puedes vencer a los "dragones". Pero
también puede ser usada para lograr manipular. Las mejores estafas no son aquellas donde el
estafador logra que confíes en él, sino aquellas donde el show busca que creas que el estafador
confía en ti; lo cual la ha convertido en la estrella de los experimentos de neuroeconomía. Claro
que si la hormona del amor y hoy también llamada de la moral fuera lo único necesario para amar
ó ser moral los humanos no seríamos tan desconcertantes. Los científicos olvidan que ellos
mismos nos enseñarón que el Universo es indeterminado y si es así con más razón la joya de
la misma (nosotros). . .
. . .Había una vez un científico que participaba en estos descubrimientos sobre
oxitocina, que quizó medir el amor de su amada. Justo después de hacer el amor, pidió le
permitiera el no muy romántico acto de tomarle una muestra de sangre para su experimento.
Cuando la analizó descubrió que comparada con otra de referencia, esta mostraba altos niveles
de oxitocina, prueba irrefutable del amor de su pareja. Un mes después cuando ella le dijo
que ya no lo amaba corrió con sus colegas a informar que los resultados eran un fiasco y no se
condecían con su experiencia personal. Estos que no padecían el desorden hormonal de nuestro
protagonista, le tranquilizarón diciéndole que tal vez los altos niveles de oxitocina obedecían
a que por entonces su amada ya estaba enamorada de otro ó quizás ella fuera un sujeto con
pocos receptores neuronales para la hormona del amor. El científico suspiró aliviado "los datos
experimentales eran correctos" . . .bueno no necesariamente, sabemos que el reduccionismo es
errado y nosotros y el amor seguiremos siendo un misterio ó hay más que la simple química en
este misterio que hace posible que el deseo sincero de uno de los miembros de una pareja
entregando amor y más amor, puedan verse recompensados generando en el otro la
suficiente cantidad de oxitocina para terminar envuelto queriendo ó sin querer enamorado
de un amor sincero; convirtiéndo el amor que un día juró de mentiras en una "auténtica Verdad".
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